domingo, 7 de octubre de 2012

EL PESCADOR




Fin de semana multideportivo total unido con una infinidad de sensaciones pero, sobre todo, con el hecho de comprobar que el deporte que desafía al ser humano está más ardiente que nunca. Arrancábamos con la etapa que cerraba la deseada Marnaton Cup. Sitges el punto de partida y Port Ginesta, algo más de 10 kilómetros dirección norte, la meta.

El objetivo era claro, afianzar la victoria de la copa marnatoniana y, si podía, cazar el podio de la prueba final. Lograrlo sería completar de manera positiva la penúltima batalla de ultramar antes de cerrar definitivamente el quiosco. Honestamente, el chasis empieza a pedir un poco de cordura y la mente empieza a despistarse en exceso, prueba de que servidor necesita un merecido descanso para resetearse y enfocar coherentemente la temporada 2013.

Desde la primera brazada pude comprobar que la contienda marítima no sería una larga nadada bordeando el litoral catalán. La salida fue más frenética de lo habitual y varios de los nadadores del Club Natació Sabadell, entrenados por el sabio Fred Vernoux, impusieron una exigente marcha cuartelera que alargaba el intrépido grupo de nadadores. 

Al paso por el segundo avituallamiento empecé a notar que sería una dura jornada y, en seguida, recordé, a modo de flash retrospectivo, el chisme que ideó el bueno de Antonio Esteban cuando me bautizó como EL PESCADOR, por tirar la caña, con el respectivo anzuelo, para que el resto de los compañeros de entrenamiento entraran al juego en las salidas en bici, convirtiendo un tranquilo entrenamiento ciclista en una encarnizada emboscada.

En esta ocasión se cambiaron los papeles y el que fue EL PESCADOR caía en el arpón, era pescado y picaba en el goloso cebo de los nadadores del maestro francés. La categoría del delfín Marc Sánchez y su severo compás me obligaba a alterar el plan ideado. Durante más de una hora caté las mieles de la tortura y los brazos dejaban de remar con fuerza mientras el mar se iba alterando en contra de los desafiantes. Reconozco que viví instantes poco habituales de angustia deportiva y, aunque divisara a lo lejos la ansiada meta, el padecimiento me producía una incapacidad para avanzar hacia ella.

Finalmente conseguí cruzar el arco que me convertía en finisher, con fortuna conseguí plaza de podio y asegurarme la victoria final de la prestigiosa Marnaton Cup, uno de los objetivos marcados a principio de  temporada. Sin embargo, reconozco que ha sido la culminación de muchos metros, miles de virajes y de  padecer fuertes dolores de brazos, pero poder culminar esa fanfarronada que nos propusimos con el amigo Francesc alivia todo el padecimiento anterior.

Mi gran enhorabuena a los Marnaton finishers.

Salud y kms, Xavi.

P.d. Continuará... Con la intrahistoria del Barcelona Triathlon.