domingo, 27 de enero de 2013

EMPACHADO





Hace algunas semanas, el bueno de Joan me comentó que le gustaría saber mi opinión al respecto de uno de los temas más fangosos del panorama deportivo contemporáneo. Sinceramente, me da bastante pereza y aclarando que es mi humilde juicio, intentaré ser lo más cuerdo posible. Hay que tener presente que a  las diferentes plataformas mediáticas les encantan rebozarse en el lodo y, al igual que ocurre con otros temas de la actualidad, nos empachan de titulares sensacionalistas, con una clara intención: ¡vender más! Y conseguir ,  a cualquier precio, un buena cuota de share.

En definitiva, que la goleada que nos marcó el americano ha sido carnaza de la buena para todos aquellos que buscan destripar y sacar provecho del degollamiento público. No voy a ser yo quién comente sí es culpable o no, sí se merece una u otra pena. Lo que si está claro es que en esta vida, para calificar de forma positiva o negativa cualquier acción, hay que estar perfectamente documentado y creo que hay muy poca gente capaz de dar un dictamen veraz. Por lo leído en un sinfín de blogs o webs, muchos han disparado contra el texano, sin conocimiento real y apuntándose al lapidamiento global. 

Sin embargo, hay tantas preguntas por resolver que solo los más expertos en esta trama  como los abogados del despota de Austin, del sr. Travis Tygart, director de la USADA y verdugo del ciclista norteamericano, los presidentes de la UCI, Verbruggen y Mc. Quaid o ciclistas implicados, entre otros, podrían despejar este asunto tan pantanoso. El resto podemos sentirnos defraudados, engañados y estafados por el teatrillo que nos vendió el pinocho americano. Después de meditar al respecto, mi posición es clara: "¡Indiferencia e ignorancia!". Estoy convencido de que es una de las peores situaciones para un personajillo del que todas sus acciones eran muy cotizadas, que vivía en la abundancia, que tenía una enorme parroquia de fans y que cuando pronunciaba cualquier sentencia aumentaba el precio del pan. 

Nos educan a base de repetirnos por activa y por pasiva: "Tolerancia 0 a los tramposos". ¡Por supuesto! Pero desde mi particular rincón de pensar, he reflexionado: "¿Cuántos pinochos tenemos en el deporte?". Los altavoces mediáticos y los espacios cibernéticos acentúan a los que se dopan, aunque, muy pocos subrayan a aquellos que recortan boyas, que atajan en los recorridos, que corren sin dorsal, que hacen cualquier artimaña para ganar al vecino, que faltan al respeto a los rivales, que mienten y difaman para desbancar a sus adversarios fuera de la competición o que venden burras imposibles con la intención de conseguir patrocinadores y, por supuesto, por tener su cuota de protagonismo. "¿Estos no son tramposos?". Reitero que es mi humilde opinión, pero todos estos muñecos de madera deberían de estar en el mismo saco de estafadores, ya que nos empachan  de connotaciones  negativas a todos aquellos que amamos cualquier especialidad deportiva  y dejan todos los genuinos valores que transmite el deporte bajo mínimos. Me cuesta aceptarlo, pero si no hay un poco de cordialidad entre todos, el deporte será, en breve, un polvorín que nos estallará en las manos. U obviamos a estos pinochos o el juego se romperá y nos quedaremos con el gozo en un pozo. ¡Servidor empieza a estar EMPACHADO!

Salud y km, Xavi.