¡Parece mentira! Pero hace menos de un mes aún disfrutábamos de unas agradables temperaturas que nos permitían engorilarnos y apuntarnos a todo tipo de atractivos retos que transcurrían en la naturaleza. Broncearse al sol mientras corres, refrescarse con una ligera brisa encima la bici o vigorizarse después de cada envite acuático, son claros ejemplos de divertimento veraniego.
Lamentablemente, a los que nos atraen los deportes outdoor que habitualmente se practican en verano, no tenemos más remedio que entonar los tristes cantos de DESPEDIDA para dar por concluido este curso. Después de este cambio brutal con el que nos ha premiado la meteorología, gran parte del festival se ha acabado. Mientras unos nos vamos apagando como una vela sin cera, otros que gozan del frío y la nieve ya están frotándose las manos. ¡Se intuye un duro otoño y un cruel invierno!
Pero este adiós, no debe ser motivo de tristeza ni de lamentaciones. Es nuestro momento para reflexionar, para analizar todo lo acontecido en la temporada y buscar todas las posibles soluciones de las malas experiencias sufridas. Sin duda, son en este tipo de situaciones desagradables, que nadie quiere catar, donde tenemos nuestras particulares masterclass y, por supuesto, si sabemos buscar los remedios y aplicarlos en la siguiente temporada, sin duda, ¡mejoraremos!
No lo voy a negar, servidor es exigente y crítico consigo mismo. Cuando voy repasando el último período, uno se pregunta: "¿Qué nos está pasando?" Siempre había pensado que los mejores, los que más esfuerzo, compromiso y empeño han destinado deberían ser los líderes de cualquier jerarquía y, especialmente, los más virtuosos o talentosos serían responsables del timón de cualquier esfera. Sin embargo, la realidad no corresponde a la teoría y, sin poder evitarlo, estamos envueltos en una mediocridad absoluta que atrapa a todos los estamentos de la sociedad.
Como recuerda uno de los grandes del triatlón español: "Estar cerca de determinada gente que te clava puñales por la espalda no motiva..." . Efectivamente, parece que vale todo y que vivimos en una jungla. La humanidad está completamente prostituida y los pocos reductos que quedaban como es el deporte y sus valores ya han estado contaminados por la temible nube mezquina reinante. Sinceramente, cuando me pongo los binoculares para observar que futuro nos espera, solo contemplo una pesimista niebla que oscurece y pudre lo que tantos años ha costado construir, brindando a tararear ciertas melodías que insinúan una DESPEDIDA definitiva.
Afortunadamente, no todo es negativo cuando coincides en uno de los últimos baños en el mar de este curso y puedes compartir la positiva actitud, la enorme ilusión de algunos de los triatletas del DIR y de los componentes del #Noteparesteam que te refuerzan de inmediato. Gracias a su talante compruebas que existen pequeñas rendijas de esperanza, para que este tufo que ha envenenado, que ha corrompido gran parte de la sociedad desaparezca de forma determinante y podamos recuperar los valores perdidos.
Salud y kms, Xavi.
