sábado, 5 de enero de 2013

LACRA



Por todas las circunstancias vividas durante estas, teóricamente, jornadas festivas como son la Navidad, el Fin de año y los Reyes, se han convertido en unos días más bien de color negro. Un cúmulo de eventualidades negativas me han obligado a hacer una profunda reflexión. Recuerdo que cuando era un juvenil con excedencia energética no paraba ni un momento a considerar ningún tipo de incidencia que oía o vivía. Pero, a medida que uno va adquiriendo algunos recursos neuronales extras, después de cada desgracia como las que se  ha sufrido últimamente con en demasiada frecuencia, servidor no puede parar de meditar al respecto.

¿Qué nos está pasando? ¿Estamos viviendo en una jungla de asfalto dónde el más fuerte impone su ley e intenta exterminar al débil? Los últimos casos y quizá los más mediáticos, como los desgraciados accidentes del vasco Iñaki Lejarreta y del sudafricano Burry Stander, dos grandes figuras del Mountain Bike, han despertado un poco la conciencia social. Sin embargo, el problema está en todos aquellos ciclistas anónimos que salen a entrenar, a disfrutar de su pasión, a desconectar del estrés diario, a cumplir con su rutina para acercarse un poquito más a su desafío y no vuelven al lugar de partida. 





Esta es la LACRA real de este apasionante deporte como es la bici y todas su diferentes especialidades. Todos los que la amamos, que nos agrada que nos dé el aire en la cara, conquistar ese puerto con exigentes e interminables rampas, los descensos, contemplar ese paisaje que sobre un automóvil nunca podríamos disfrutar o, simplemente, salir con los compañeros de fatigas  para hacer un poco de sociedad y tener una buena tertulia encima las dos ruedas, queremos llegar a casa con un buen calentón en las piernas pero, sobre todo, sanos.

Es cierto que en actualidad hay más ciclistas, más coches y más carreteras. Como recordó un frívolo estadista: "a más unidades en circulación más probabilidades". Quizá tenga razón, pero me pregunto: ¿Dónde está el civismo y la convivencia? Sin duda, todos conocemos a alguien que ha padecido algún susto o lo hemos sufrido en primera persona. Estoy convencido de que más de uno ha tenido más que una simple conversación con algún estresado conductor. Hace más de 15 años, en Madrid, fue mi  primera peripecia de este tipo y aún la tengo fresca en mi memoria. Este percance me obligó a abrir una triste carpeta mental de sucesos, donde tengo archivados los diferentes casos que van ocurriendo. Se sumaron algunos sucesos más y quizá en el descenso del Coll de Llo (2003)cerca de Eine, junto al bueno de Jordi Elías y el kiwi Kris Gemmell en la Cerdanya francesa, me acabó de marcar físicamente, por los 21 puntos de sutura, y mentalmente por el sobresalto vivido. Por fortuna, solo fue chapa y pintura. Pero desde entonces, uno controla e intenta ser un poco más prudente. Casi todos estamos tatuados por similares percances y sabemos que el asfalto está muy duro. Por desgracia, cada año la jungla del asfalto es más salvaje.




No debería ser así, pero tenemos claro que cada vez que nos enfundamos el culotte, el maillot y el casco, nos disfrazamos de guerreros para lidiar con esos veloces y arrogantes caballeros de hojalata. Ya que la gran mayoría de los monstruos de cuatro ruedas o más no tienen paciencia ni respeto hacia el ciclista. Desde este pequeño altavoz de temática deportiva y que pretende compartir todo lo que relaciona deporte y  superación, os animo a seguir dando pedales  y gozar, a tope, de las dos ruedas, pero con la máxima prudencia. Recordad que esta triste batalla la tenemos perdida antes de empezar. Ojalá las autoridades decidan actuar en consecuencia, usen el sentido común y empiecen a aplicarse. Aunque, lo dudo. ¡Por favor conductores respétennos, solo pedimos 150 centímetros! Pongamos todos los medios posibles y ganas para tratar de que esta LACRA no siga creciendo. ¡Uno empieza a estar harto de leer y recibir noticias de este tono! 

¡No más víctimas! Salud y kms, Xavi.

P.d. Feliz año 2013 y espero que los Reyes os traigan mucha salud para poder hacer muchos km.