miércoles, 13 de febrero de 2013

HORAS




No lo puedo negar, hace varios meses que tenía esta semana marcada en rojo en la agenda. Gracias a la ayuda incondicional de Ferran y Carmen, aparecía en mi calendario una nueva y enriquecedora experiencia que, con toda probabilidad, alimentaría a mi pseudo transición  personal. Han pasado muchos años desde que nos unió, nuestra pasión por el triatlón y he forjado una profunda amistad con Pere y Ceci, dos de las almas del TRI en Andorra, el país de los Pirineos. 

Ferran, en la actualidad, es un claro ejemplo de tenacidad, esfuerzo y superación. Viviendo en un país gélido como es Suiza, trabajando en una gran multinacional y capaz, cada año, de preparar un Ironman, mejorar sus marcas y acercarse un poquito más a su gran sueño: ¡Clasificarse para el Ironman de Hawái! Finalmente, después de muchos mails, llamadas y mensajes conseguimos estructurar una específica clase magistral de natación para todo el escuadrón de triatletas que tiene la empresa de seguros Zürich.



                                   

Con poco tiempo para meditarlo, servidor no titubeó y cogió el petate como si fuera un nómada para volar hasta una de las capitales de la economía mundial, en concreto, a la elitista Zürich (SUI), con la clara misión de ayudar a este grupo de desenfrenados triatletas de la compañía aseguradora. Reconozco que en el aeropuerto de Barcelona, mientras conversaba con el bueno de Joan, empezó a correr por mis venas cierto miedo escénico. Al hecho de entrar en uno de los edificios más entrañables e importantes de la ciudad helvética y de aplicarme delante de varios ejecutivos de esta prestigiosa compañía, se sumaba que el idioma de la acción debía ser el inglés, lo cual complicaba, y mucho, mi actuación.


                                       


Todo parecía bajo control mientras preparábamos la charla en una de las exclusivas salas de reunión. Sin embargo, cuando empezaron a aparecer los Jonas (SUE), Adam y Paul (IRL), Stuart (GBR), Diego (ARG) y los españoles por el mundo desplazados a Suiza, como Ferran, Mario, Arnau y Augusto, entre otros, vestidos con traje y corbata, a uno se le hizo un fuerte nudo en la garganta. Y aunque lo daba por perdido al jugar en campo contrario, su buen humor, fair play e interés por la explicación calmó mi sensación de ansiedad.

Diferentes fueron las percepciones cuando nos disfrazamos de guerreros y aprovechamos las instalaciones que ofrece la propia compañía para entrenar, aprender y, sobre todo, disfrutar del segmento acuático. Singular y divertida fue la práctica de natación para este grupo de entusiastas triatletas que, una vez más, me regalaron una lección de vida al demostrarme que son capaces de gestionar su tiempo y encontrar la fórmula para combinar un trabajo de gran responsabilidad, la familia y preparar un reto de alto calibre, como puede ser cualquier triatlón. Eso sí, después de un larga tertulia post entrenamiento, me quedé perplejo, al evidenciar las HORAS que pasan cumpliendo con la exigencia de su labor diaria.

Como perfeccionista que uno es, reclamé a los pupilos la evaluación del evento. Después de sus reacciones y sus notas, el resultado parece que fue una perfecta jornada vespertina, muy provechosa para todos. Desde este pequeño espacio internauta, me gustaría agradecer a Ferran por ser el ideólogo del evento, a todos ellos por confiar en mi persona para tal masterclass y, en especial, por su paciencia. Como me recordó hace meses un buen amigo al comprobar mi nuevo estadio y, ahora, tras de verificar el trajín diario de estos tenaces triatletas de la empresa suiza, puedo repetir en voz alta la sentencia de mi colega: "En alguna ocasión, todos hemos trabajado con los helvéticos, unos poniendo las HORAS y ellos los relojes.

Salud y km, Xavi.

P.d. Agradecimiento especial a Sailfish por su apoyo.