Aunque siga padeciendo los daños colaterales de un estresante fin de semana en Barcelona, con agujetas múltiples y un pseudoresfriado, que arrastraba varias semanas, como resultado final. La sensación que predomina, es la de vivir una impresionante experiencia; y, aunque lleve muchos años vinculado en el deporte, ayer domingo estuve en "clase", aprendiendo muchísimo, observando y tomando nota de los valores que proporciona una prueba como es la Maratón.
Sinceramente aún estoy intentado digerir todo lo que viví, desde poder compartir las horas previas con algunos de los actores principales, hasta observar la pasión y el esfuerzo de todos los runners que atraparon la capital catalana.
Los pasos previos de los Chema Martínez, Jaume Leiva, Tamara Sanfabio, José Carlos Hernández, Marc Roig, la armada africana... me recordaron esa lejana época 100% competitiva, en que uno se jugaba parte de su futuro en una prueba. Estar cerca de estos campeones, observar sus movimientos, sentir su estado de tensión , su concentración... su transformación es, casi, una sensación indescriptible.
Ellos, como los casi 20000 protagonistas que tomaron las calles de la Ciudad Condal tenían claro que su objetivo era cruzar la Meta, situada en la "avinguda Maria Cristina". Todos habían acumulado duros entrenamientos, consumido miles de calorías, habían mimado su cuerpo y preparado su mente para conseguir el reto.
Después de concluir mi labor de "peacer-liebre", pude disfrutar de este impresionante ambientazo atlético, pero comprendí que la Maratón, ¡es CRUEL!.
Observar el sufrimiento físico-mental de algunos de los "cracks" como los que padecieron Jaume (foto minutos antes del que tenía que ser su gran día), Tamara, Chema o Marc... cuando habían puesto máxima ilusión y empeño durante muchos meses para conseguir su sueño... te clarifica que esta fiera prueba es despiadada con cualquiera, no conoce de nombres, ni de currículums. Ella es capaz de llevarte a la gloria, como fue para los vencedores africanos ( Chepkwony y Saomei), Elena Espeso y José Carlos Hernández que marcaron mínimas olímpicas de cara London 2012, y todos los que lograron su particular marca deseada. Pero también es capaz de acompañarte a un tenebroso desfile por la pasarela del terror más bárbaro vivido.
Sin duda han sido casi 72 horas inolvidables, convivir unos minutos, unas horas... con grandes compañeros de Residencia Joaquín Blume, en Madrid, de los 90. Grandes deportistas como Jesús Oliván, Antonio Serrano, Chema Martínez, Nuria Moreno, Javi García... Y "aprender" tantos nuevos "inputs" socio-deportivos; y, sobre todo, gozar de esa atmósfera tan especial que nos tiene tan "enganchados". Así que,aunque "reventado": ¡GRACIAS A TODOS! por aleccionarme.
Salud y kms. Rápida recuperación física a todos y moralmente a los damnificados de la atroz jornada. Xavi
P.d. Jaume: ets i seràs un gran campió, ahir vas lluitar com mai i ens vas demostrar la teva categoria. ÀNIMS!
