Han pasado algunas décadas desde que aterrizó el multideporte en el planeta y poco, a poco fue captando adeptos. La mayoría éramos considerados unos marcianos con un alto grado enfermizo de práctica deportiva. Estábamos arrinconados, con poco reconocimiento mediático y puntualmente llegamos a ser burla de otros deportes. Con un excelente trabajo de hormiguita, el Triatlón progresó de forma exponencial y, desde hace unos años, hemos dejado de ser un pequeño "gueto" del que nos conocíamos casi todos, a ser una inmensa tribu del mundo del deporte.
Su progresión es un efecto muy positivo que muestra la fuerza de nuestro deporte. Un servidor, jurásico del tema, siente un fuerte entusiasmo al comprobar este espectacular crecimiento. Parece que el TRI está recibiendo con menos impacto y medianamente supera, con mucho esfuerzo, la situación tan dolorosa que vive la gran mayoría de la sociedad.
Las nuevas hornadas de triatletas que desembarcaron, han desembarcado y desembarcarán han ayudado y ayudarán muchísimo a reactivar el motor del TRI. Muchísimos son deportistas de gran calidad, con una inmensa pasión para luchar por sus retos... Las marcas apuestan por el multideporte y los medios de comunicación se interesan cada vez más. ¡Fantástico!
Gozamos de una élite admirada y respetada por todo el mundo, sinceramente nos podemos considerar como un deporte en alza y con un futuro halagüeño. Pero todo deporte popular, practicado por muchos adeptos y que lo forma una gran familia, tiene la probabilidad de morir de gloria si no se cuidan muchos detalles. Hay instantes que el Triatlón se está convirtiendo en un "vale todo" cualquiera, en una prole salvaje capaz de cualquier acción sin ningún tipo de complejo. Esperemos que esta bonanza no se transforme en negativa y se convierta como lo que fueron Las Ramblas de Barcelona en su época de máximo esplendor, llena de TRIleros que hacían creer lo que no era.
Salud y kms, Xavi
