sábado, 10 de noviembre de 2012

LLAMA




¡Qué rápido pasa el tiempo! No lo podemos negar, parece mentira que este 10 de noviembre se ha conmemorado una década del título mundial cosechado por el gran Iván Raña. Una quimera perseguida durante muchos años, desde que se ofició el primer campeonato del Mundo en la ciudad francesa de Avignon (FRA) que albergó el evento, en un ya lejano 1989. 

Como recordó hace unos días el fenómeno de Ordes, una pequeña aldea cerca de Santiago de Compostela, "debuté en el circuito ITU en 1998, en la copa del Mundo de Ishigaki, Japón, y quedé penúltimo". Sin embargo, el soldado ya venía avisando de su talento, 4º en el campeonato del Mundo junior celebrado en Cleveland (USA) o la victoria del Europeo junior de Madeira (POR), fueron algunas de sus tarjetas de visita. En poco más de un año desde su debut en la categoría absoluta, dio el campanazo en la copa del Mundo de Cancún, se coló en los puestos cabeceros y se postuló como uno de los firmes candidatos para los primeros billetes olímpicos de la historia del triatlón. Efectivamente, Sydney 2000 fue su zarpazo definitivo y consiguió una brillante 5ª plaza. 

El TRI empezaba a coger un pequeño lugar en el complejo espacio mediático. El afán del gallego no paraba y, a partir, del 2001 empezó a ser uno de los tiranos de la distancia olímpica. El 4º puesto del Mundial de Edmonton (CAN), las victorias en los campeonatos de Europa como los de Györ (HUN) o Kärlovy Vary (CHE) hincharon el espectacular currículo del gallego, pero faltaba algo, ¡el cetro mundial!

Un insólito encaje de bolillos y, sobre todo, unas ganas locas por todas las partes para conseguir el cosechado oro universal estructuraron una perfecta unión de fuerzas para lo que sería el Cancún project. Desde el propio Consejo Superior de Deportes (CSD), la Federación (FETRI), la Dirección Técnica (DT) dirigida por Andreu Alfonso y, especialmente, los integrantes de ese dream team de la época formado por Chevi Merchán, En3ko Llanos, Héktor Llanos, Iván Raña, como jefe de filas, y un servidor convirtieron este magnífico escuadrón en una robusta unidad con un claro objetivo: ganar la deseada medalla de oro del Campeonato del Mundo, que se iba a celebrar en la turística ciudad mejicana de la costa atlántica.

Después de una compleja natación y un rapidísimo segmento ciclista, el plan ideado por Andreu funcionó a la perfección. Los componentes del equipo español colocaban a the soldier  en la carrera a pie cerca de todos los aspirantes a las plazas de honor. Los Polykarpenko (UKR), Robertson, Hill y Bennet (AUS), Johns (GBR) o  Withfield, entre otros, formaban un peligroso batallón que prometía mucha guerra. 

Finalmente, después de mucha intriga cerca del Boulevard Tuculcan, de estar oyendo la ensordecedora megafonía, de escuchar referencias, de estar pendientes de los walkies...  aparecía el gallego volador por la recta final. El sueño cumplido, el objetivo afirmado y un enorme espaldarazo para la popularización del TRI efectuado, estas fueron las primeras consecuencias de la machada de Iván. Afortunadamente, lo pude sufrir y vivir en primera persona, en una palabra: ¡fue increíble! Diez años después, mientras uno escribe este post, aún se le pone la piel de gallina.

Sin embargo, lo mejor aún tenía que llegar para la historia del triatlón español. Diez años más tarde, el chico maravilla de Galicia, Javier Gómez-Noya conseguía esa medalla olímpica tan anhelada. Todo este impresionante cofre que han cosechado durante la última década, todos los que se han partido el cobre representando el país y el TRI por el mundo entero han posicionado el triatlón en la élite del planeta deportivo. Aunque, los recientes resultados de Iván demuestran la pasión que tiene por este deporte, por el entrenamiento, por superarse y, sobre todo, nos enseña que su LLAMA sigue alumbrando como aquel primer día en que coincidimos en el aeropuerto de Barajas, en agosto del 1996 camino del campeonato del Mundo de Cleveland (USA), ¡qué grande eres!

¡Felicidades Iván! Por esta nueva victoria, en tu isla talismán y por el aniversario del gran acontecimiento.

Salud y kms, Xavi.