martes, 29 de enero de 2013

MINIMIZAR




¡No hay mal que por bien no venga! Casualidades de la vida, la semana pasada reviví, después de tener el lujo de formar parte del clan instructor del exitoso Campus SandsBeach&TriatlonChannel, la desagradable sensación que tantas veces padecíamos en los años 90 y principios de siglo XXI aquel equipo de nómadas triatletas formado por Pepe Barbany, En3ko y Héktor Llanos, Kiko Marco, Maribel Blanco, Vir Berasategui, Chevi Merchán, Clemente Alonso e Iván Raña, entre muchos más, que pasábamos más horas dentro de una cabina de un avión que en casa.

Desde fuera todo parecía muy bonito pero las largas esperas en las terminales, las incomodidades que sufres en un largo viaje, los hoteles en los que tuvimos que pernoctar, los miles de problemas que teníamos a la hora de facturar la bolsa o caja de la bici, la tensa espera a la hora de recoger todo el material, el ansioso deseo de que  la máquina llegara al destino final  y, sobre todo, comprobar que estaba en perfecto estado, te consumía de manera exagerada. En definitiva, si viajar es agotador, si a esto le unimos los nervios previos a una competición y le sumamos todo tipo de quebraderos de cabeza extras, muchas veces ocasionados por cualquier anomalía que le puede pasar a tu herramienta del segundo segmento durante el periplo hacia el evento, ya estás en desventaja. 

El desgaste puede ser de tal magnitud que nos puede tirar al traste todo el entrenamiento, la pasión, la energía y, en especial, la ilusión para el reto soñado. Por experiencia, os puedo asegurar que llegar al destino sin parte de tu equipaje, se puede convertir en una odisea muy desagradable. Si añadimos, que se va acercando el día D y no aparece, la situación se convierte en una pesadilla muy compleja. 

Después de más de 3 años sin facturar equipajes deportivos, nomenclatura habitual de las compañías aéreas, en mi vuelta de la isla paradisíaca del TRI, volví a comprobar que todo sigue igual. ¡Perdón! Todo sigue igual y, encima, mucho más caro. En esta ocasión, cuando decidí armar de nuevo la bici, la patilla del cambio estaba doblada. Por fortuna, una rápida visita al taller solucionó este pequeño percance. Pero si me llega a suceder algo similar o peor, al llegar a la concentración o en una competición lejos de casa. En una palabra: ¡Problemas!

Para MINIMIZAR todo tipo de riesgos innecesarios o acontecimientos negativos, el bueno de Pau Zamora, hermano de Monsieur Marcel, padrino de esta brillante idea,  y el artista Joan Cortés, pura pasión por todo lo relacionado con el planeta de la bici, han unido fuerzas para emprender esta interesante iniciativa: Bike à Porter. Los tres han tenido que aguantar todo tipo de calamidades en los aeropuertos en sus diferentes desplazamientos. Después de verlas de todos los colores y de observar los problemas de los otros compañeros, no dudaron en crear esta magnífica ayuda al triatleta, biker y ciclista. Todo esto, con el valor añadido de su excelente conocimiento en mecánica, que minimizará cualquier problema de última hora. Y es que llegar al lugar de competición, sin inconvenientes, gozando de un viaje liviano y tener la bici apunto para enjaularla en los boxes, os aseguro que no tiene precio.

Personalmente, después del enésimo problema y como no estoy como para vivir este tipo de desgastes, ya que mis fuerzas empiezan a escasear, les confiaré mi TT machine para el ExtremeMan de Menorca que se celebra en septiembre. No dudéis en confiar vuestra burra a ellos, llegará sana y lista para la batalla. Para más información: http://www.bikeaporter.com/

Salud y km, Xavi.